En el Perú, los pueblos originarios son aquellas que condensan la desigualdad, olvido e históricamente marginados por el Estado. La condición de precariedad, el desarrollo de economías ilegales, explotación y el cambio social hacen que se encuentren en vías de extinción.
Actualmente el Perú cuenta con 55 pueblos originarios y 48 lenguas indígenas. Ayacucho no solo tiene una cultura quechua, sino también se compone de etnias originarias en la Amazonía alta: 04 comunidades asháninkas en la provincia de Huanta y 03 comunidades mashiguengas en la provincia de La Mar.
La condición de ausencia en las políticas regionales de atención a los derechos individuales y colectivos de las comunidades nativas muestra la relegación de su ciudadanía y el reconocimiento de su identidad étnica.
Frente a este contexto, el Centro Loyola Ayacucho, desde el proyecto “Desplazados y Comunidades Nativas, por una vida digna 2020-2022” se realizó 04 talleres de formación con autoridades tradicionales de las 06 comunidades nativas de Ayacucho, en las siguientes temáticas:
a) Liderazgo y tipos de liderazgo: realizado el 29 de setiembre en el Hotel Ichupata, Pacaycasa, Huamanga desde las 8:00 am hasta las 06:00 pm con la participación de 14 líderes(as) nativos(as). El fortalecimiento organizacional, la importancia del liderazgo ético y el reconocimiento de la ciudadanía han sido profundizados desde su propia realidad.
Documentos de gestión: el 30 de setiembre, desde las 8:00 am hasta las 06:00 pm se abordó la reflexión sobre el uso y manejo de documentos de gestión organizacional mediante ejercicios prácticos ante sus necesidades básicas de la comunidad nativa.
a) Importancia del estatuto e instituciones tutelares del Estado: realizado el 28 de octubre del presente año en Kimbiri, Cusco con 16 líderes(as) nativos(as) de las comunidades nativas. De manera conjunta, se reflexionó sobre la forma de gobernanza en las comunidades nativas, elección de autoridades y sanciones. Además, se reconoció las funciones de las instituciones tutelares del Estado.
La formación de capacidades a las autoridades tradicionales de las comunidades nativas ha generado el fortalecimiento organizacional de sus comunidades, las gestiones ante los gobiernos locales, la vigilancia a los programas sociales y la priorización en la vacunación contra la covid-19. Asimismo, las dinámicas de participación manera propositiva en espacios públicos de incidencia a nivel provincial y regional. Además, el reconocimiento de sus derechos y la ciudadanía han permitido mayor confianza y seguridad que hace frente a las prácticas históricas de discriminación y racismo.