En el marco de los 20 años de la entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y del Mes de la Memoria, el Centro Loyola Ayacucho participó activamente en una serie de eventos destinados a honrar a las víctimas del conflicto armado interno y a destacar el legado de quienes lucharon incansablemente por los derechos humanos en el Perú.
El acto principal incluyó una misa en memoria de Mamá Angélica Mendoza de Ascarza, al cumplirse el sexto aniversario de su sensible fallecimiento. La ceremonia, organizada por la Asociación Nacional de Familiares de Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del Perú (ANFASEP), se llevó a cabo en el Templo de la Compañía de Jesús, en Ayacucho.
Mamá Angélica, como era cariñosamente conocida, dejó un legado imborrable como defensora de los derechos humanos y cofundadora de ANFASEP. Durante las décadas de violencia política que asolaron al país, dedicó su vida a la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos y a exigir justicia para las miles de víctimas de secuestros, detenciones y desapariciones forzadas. Su voz y lucha incansable se convirtieron en un símbolo de esperanza y resistencia frente al dolor y la injusticia.
La misa no solo fue un acto de recordación, sino también un llamado a reflexionar sobre la necesidad de mantener viva la memoria histórica y continuar trabajando por la verdad y la justicia, pilares fundamentales para la reconciliación nacional.
Posteriormente, se llevó a cabo el Acto Cultural: Guitarras y Voces por la Memoria, en la Placa de la CVR de la Plaza de Armas de Ayacucho. Este evento contó con la participación de destacados artistas locales, quienes a través de la música y el arte rindieron homenaje a las víctimas del conflicto armado interno. Canciones cargadas de mensajes de unidad, resiliencia y esperanza resonaron entre los asistentes, reforzando el compromiso colectivo de evitar que los horrores del pasado se repitan.
Estas actividades se constituyen como espacios de profunda reflexión y homenaje, destacando la importancia de la memoria como un vehículo para la justicia y el cambio social. Honrar la vida y la lucha de figuras como Mamá Angélica Mendoza es también un acto de reafirmación del compromiso de trabajar por un Perú más justo, inclusivo y en paz.