El Centro Loyola Ayacucho, a través del proyecto “Fortalecimiento de mujeres para la paz, el diálogo y la protección de los derechos humanos”, llevó a cabo el taller "Derechos Humanos, Memoria y Convivencia Democrática". Este evento estuvo dirigido principalmente a mujeres jóvenes activistas, con el objetivo de fomentar la comprensión y el compromiso con los derechos humanos, la memoria histórica y los valores democráticos.
El taller se desarrolló durante dos días en modalidad de internado, en la Estancia Montefino, un espacio ideal para la reflexión y el aprendizaje en un ambiente tranquilo y enfocado. Fue facilitado por reconocidos expertos en el área, como el politólogo Jesús Ospina y los antropólogos José Ramos y Carlos Loayza. Estos profesionales compartieron su conocimiento y experiencia, utilizando metodologías participativas y reflexivas que permitieron una mayor involucración de las participantes.
A lo largo de las actividades, las asistentes exploraron cómo los derechos humanos son fundamentales para una convivencia democrática. Discutieron también el papel crucial que juegan en la construcción de una sociedad basada en el respeto mutuo, el diálogo y la no discriminación. Este enfoque tiene como objetivo promover el empoderamiento de las mujeres como agentes de cambio, animándolas a liderar iniciativas que fomenten la paz, la justicia social y el fortalecimiento de las comunidades a través de la memoria histórica y la reconciliación.
En un contexto global marcado por la lucha por los derechos fundamentales, este taller se presenta como una experiencia transformadora, que no solo refuerza el conocimiento de los derechos humanos, sino que también impulsa a las participantes a tomar un papel activo en sus comunidades. Además, se busca consolidar una red de mujeres comprometidas con la protección de los derechos humanos y la construcción de una sociedad más justa y democrática.
El éxito de este taller subraya la importancia de educar en derechos humanos y fomentar el diálogo intercultural para superar las barreras que impiden una convivencia armónica y respetuosa. Así, las participantes no solo adquieren herramientas para su desarrollo personal, sino que también se convierten en defensoras de la paz y la democracia en sus respectivas comunidades.